LA AUTOCOMPASIÓN
Si quieres que otros sean felices, practica la compasión.
Si tú quieres ser feliz practica la compasión. Dalái lama
Una de las definiciones más usadas en psicología es la de Goetz, que la define como «el sentimiento que surge al presenciar el sufrimiento de otro y que conlleva un deseo de ayudar».
Otra definición muy similar para describir qué es la compasión es la de Paul Gilbert: «La profunda conciencia del sufrimiento de uno mismo y del de otros seres, junto con el deseo de ayudar a evitarlo».
En resumen, y como propone Simón, los dos elementos clave de la compasión son, por un lado, la sensibilidad al sufrimiento de los otros y de uno mismo y, por otro, el compromiso de aliviar ese sufrimiento.
Uno de los modelos más utilizados en compasión es el de Kristin Neff y su grupo. Ellos han estructurado su definición de compasión en base a tres pilares,
El primero en Mindfulness o atención plena: es hacernos consciente del sufrimiento propio y de los otros, sin juicios ni críticas.
No negamos el sufrimiento o huimos de él, ni nos quedamos atrapados por él –lo que Neff denomina «sobreidenticación»–, como hacen la mayoría de las personas. Esta fase es clave, porque no podemos sentir compasión si no hay alguien que sufre.
El segundo pilar, es entender que vivimos en una Humanidad compartida: es saber que el sufrimiento que experimentamos nosotros lo están experimentando miles de personas en este momento, y lo han experimentado en el pasado y lo experimentarán en el futuro otras muchas personas, porque el sufrimiento es consustancial con la naturaleza humana, como afirman todas las religiones.
Sin embargo, muchas veces hacemos lo contrario, nos aislamos o, nos ensimismamos en lo que nos ocurre, creyendo erróneamente que nuestra situación es única.
Tercer pilar, es la Autocompasión: implica afecto, amabilidad y comprensión hacia uno mismo cuando se experimenta sufrimiento, en lugar de autocriticarse, culparse o negar el propio dolor. Consiste en tratarnos a nosotros mismos tal y como trataríamos a un niño indefenso o a un amiga a un ser muy querido.
Lo contrario sería la autocrítica destructiva y culpabilizante. La voz destructiva en nuestra mente, esa voz que nos niega vivir en paz y en calma.
Una de las definiciones de compasión más frecuentemente citadas en mindfulness es la del Dalái Lama: «La compasión consiste en el deseo de que todos los seres sintientes estén libres de sufrimiento».
Uno de los aspectos que más impresionó al Dalái Lama y a los monjes budistas cuando llegaron a Occidente y hablaban de la compasión, era la dificultad que teníamos los occidentales para querernos a nosotros mismos. Mientras que en Oriente se da por hecho que uno se quiere a sí mismo y la dificultad allí es querer a otros, en Occidente el problema se produce a la inversa.
Queremos y negamos nuestra vida por querer al otro… hasta permitir la violencia
Una palabra que se usa ampliamente en mindfulness es metta, que se ha traducido como ‘bondad amorosa’ (loving kindness) y que consiste en «un sentimiento de amor desinteresado hacia los demás (sin apego, sin buscar el propio beneficio) y refleja el deseo de que todo el mundo, sin distinción alguna, sea dichoso y feliz» (Dalái Lama).
La principal diferencia entre la bondad amorosa y la compasión radica en la ausencia o presencia de sufrimiento. Si no existe sufrimiento, el deseo de que los demás sean felices es «bondad amorosa» (metta, loving kindness).
Si hay sufrimiento, el deseo de que los demás se encuentren libres de él es «compasión» (karuna).
Citando a Germer, la compasión constituiría un aspecto de la bondad amorosa.
En última instancia, todo es compasión ya que, por definición, siempre existe dolor primario, aunque en un momento dado no sea evidente. |
Tenemos la pierna escayolada y empiezan a aparecer un sin fin de pensamientos negativos tipo: me van a echar del trabajo, no podré volver a correr, no quiero depender de nadie, cómo carajo me voy a lavar… (así es como funciona nuestra mente muy a menudo, no podemos negarlo). Los pensamientos alimentan emociones estilo: qué vida tan triste, ahora no sirvo para nada, y si me quedo cojo….
Recordarles que no es compasión, como la
– Empatía: concepto muy utilizado en medicina y psicología y que describe la capacidad de sentir y entender las emociones de la otra persona. Algunos autores la describen como «ponerse en los zapatos del otro».
– Contagio emocional: consistiría en experimentar las mismas emociones del otro, pero de una manera involuntaria y fusionándose emocionalmente con él. Es diferente de la empatía, porque en esta el proceso es voluntario y ambos individuos se sienten perfectamente diferenciados. De hecho la empatía es una cualidad típica de profesionales entrenados, mientras que el contagio ocurre en personas con dificultad para el manejo de su emociones y que, por ello, son fácilmente influenciables.
– Simpatía: definiría la emoción que uno siente por el otro, qué tal le cae la otra persona. Este sentimiento positivo, o negativo en el caso de la antipatía, es independiente de que uno pueda entender sus sentimientos (empatía). No obstante, es obvio que la simpatía facilita la empatía.
– Altruismo: se describe como una conducta que beneficia a otros, aunque puede ser perjudicial para uno mismo.
Como puede verse, existen muchos conceptos relacionados, cuando no parcialmente solapados, con la compasión.
Sentir intensa empatía por el individuo que sufre puede hacernos sentir abrumados por el sufrimiento del otro. La consecuencia es que la empatía puede producir una experiencia aversiva, facilitando el burnout, o síndrome de quemado, ya que lo que existe es una «fatiga de la empatía», de ponerse en el lugar del otro y conectar con su sufrimiento sin mindfulness y sintiendo que no se puede hacer nada.
La compasión no produce quemado profesional y, de hecho, se considera una intervención eficaz como tratamiento de este problema.
Puesto que la compasión produce emociones positivas y sentimientos de afiliación y amor, que favorecen la resiliencia.
¿QUÉ NO ES COMPASIÓN? Otro aspecto a tener en cuenta, si te ocurre,
Porque a veces, creemos o identificamos la Compasion con lastimas o pena, estas son emociones negativas, que hacen que el individuo tienda a ensimismarse con sus propios problemas y olvidar que los otros tienen dificultades similares. Suele producir rechazo en el entorno.
La autocompasión considera que todos sufrimos por igual –humanidad compartida– y, por tanto, no se busca un trato especial por parte de los otros.
No es indulgencia o buscar excusas:no se trata de dejarlo todo y volverse pasivo. Es un deseo genuino de salud y bienestar hacia uno mismo y hacía los demás.
No busca la indulgencia a corto plazo, como la madre que da una chocolatina a un niño para que no llore, sino bienestar a largo plazo.
De hecho, las personas autocompasivas son más capaces de mantenerse en hábitos saludables como dieta sana, ejercicio o no consumo de tóxicos.
3) No es debilidad: muchas personas creen que en un mundo tan competitivo como en el que vivimos, la práctica de la compasión les convertirá en víctimas de los depredadores.
Los estudios confirman que las personas autocompasivas afrontan mejor las dificultades de la vida.