Lola
Cárdenes Naranjo.
Psicóloga.
Directora
del Programa RTV “ La experiencia de vivir”
CEDE, CEDE, CEDER
Que nadie altere su comportamiento por la negatividad del
otro… ese derecho es inapelable.
Es cierto, que hay que ponerle entusiasmo,
ganas, vida a lo queremos y trabajar por ello.
Sin embargo hay que aprender a soltar, CEDER, cuando no
conseguimos lo que queremos. "deja
de empujar el mundo, éste se mueve sólo", señaló un maestro Zen.
No quiero decir que hay que darse por vencidos, o resignarnos. Los deseos, no son ningún
problema, el problema surge cuando nos hemos aferrado tanto a este deseo y no
lo pudimos conseguir.
Sin embargo, existe otra actitud, aunque, no logremos lo que queremos o cuando sencillamente
fracasemos en el intento, es preciso no entrar en un vaivén de emociones que
nos causen: ansiedad, angustia, cólera, frustración. Estas emociones son obstáculos,
porque son desagradables, y nos quita la paz que necesitamos.
Cuando nos
quedamos apegados a nuestros obstáculos emocionales: la cólera o la rabia, la
pasividad o la inercia no podemos observarnos, luego nos debatimos entre
nuestras pasiones o sintonizamos con el CEDER, a lo que es, tal como son las
cosas. Se trata de ser capaces en ese momento cuando "las papas
queman", de observarnos, de ver como se van endureciendo nuestros hombros,
de ver nuestro temblor de labios, de ver nuestros gestos tensos, y como la nariz, boca,
ojos, pupilas, cejas, frente, van tomando curso. También podemos
"observar", cómo se acelera nuestro ritmo cardíaco cómo se
incrementa la sangre en nuestro cuerpo, y si observamos bien, mil detalles más,
que finalmente no harán sino sorprendernos a nosotros mismos.
Cuando somos capaces de observarnos, con la practica, en
los momentos más insospechados, nuestro enfoque, ya no se ciñe al momento del
furor sino que, nuestro enfoque se
amplia, perdiéndose esa cólera en el mar del vacío. Y esto obviamente, ayuda
bastante a vivir.
Este autoconocimiento nos conduce definitivamente al
milagro de nuestra propia creación, vivir sin pelear, lo cierto es que infinidad de veces estamos expuestos a conflictos
verbales y con frecuencia somos presa de nuestras emociones, llevándonos estas a
terrenos en donde luego nos arrepentimos o nos sentimos mal, es por ello, que
cuando estamos atentos, las pasiones emocionales pasan a un segundo plano de la
experiencia, pueden volver, pero ya tenemos la experiencia de la observación de
la que seremos testigos vivenciales de nuestra propia creación y de sus
manifestaciones.
Y permite que la otra persona puede pensar que somos
cobardes, tontos o lo que sea, pero eso tampoco alterará nuestra consciencia
que lo que queremos es estar en paz.
Buena Suerte. Pino Santo Alto. Santa Brígida