viernes, 14 de junio de 2013

Lola Cárdenes Naranjo.
Psicóloga.
Directora del Programa RTV  “ La experiencia de vivir”




CEDE, CEDE, CEDER

     Que nadie altere  su comportamiento por la negatividad del otro… ese derecho es inapelable.

Es cierto,  que hay que ponerle  entusiasmo, ganas, vida a lo queremos y trabajar por ello.
Sin embargo hay que aprender a soltar, CEDER, cuando no conseguimos lo que queremos.  "deja de empujar el mundo, éste se mueve sólo", señaló un maestro Zen.

No quiero decir que hay que darse por vencidos, o  resignarnos. Los deseos, no son ningún problema, el problema surge cuando nos hemos aferrado tanto a este deseo y no lo pudimos conseguir.

Sin embargo, existe otra actitud, aunque, no logremos  lo que queremos o cuando sencillamente fracasemos en el intento, es preciso no entrar en un vaivén de emociones que nos causen: ansiedad,  angustia,  cólera,  frustración. Estas emociones son obstáculos, porque son desagradables, y nos quita la paz que necesitamos.

Cuando  nos quedamos apegados a nuestros obstáculos emocionales: la cólera o la rabia, la pasividad o la inercia no podemos observarnos, luego nos debatimos entre nuestras pasiones o sintonizamos con el CEDER, a lo que es, tal como son las cosas. Se trata de ser capaces en ese momento cuando "las papas queman", de observarnos, de ver como se van endureciendo nuestros hombros, de ver nuestro temblor de labios, de ver  nuestros gestos tensos, y como la nariz, boca, ojos, pupilas, cejas, frente, van tomando curso. También podemos "observar", cómo se acelera nuestro ritmo cardíaco  cómo se incrementa la sangre en nuestro cuerpo, y si observamos bien, mil detalles más, que finalmente no harán sino sorprendernos a nosotros mismos.

Cuando somos capaces de observarnos, con la practica, en los momentos más insospechados, nuestro enfoque, ya no se ciñe al momento del furor   sino que, nuestro enfoque se amplia, perdiéndose esa cólera en el mar del vacío. Y esto obviamente, ayuda bastante a vivir.


Este autoconocimiento nos conduce definitivamente al milagro de nuestra propia creación, vivir sin pelear,  lo cierto es que infinidad de veces estamos expuestos a conflictos verbales y con frecuencia somos presa de nuestras emociones, llevándonos estas a terrenos en donde luego nos arrepentimos o nos sentimos mal, es por ello, que cuando estamos atentos, las pasiones emocionales pasan a un segundo plano de la experiencia, pueden volver, pero ya tenemos la experiencia de la observación de la que seremos testigos vivenciales de nuestra propia creación y de sus manifestaciones.

Y permite que la otra persona puede pensar que somos cobardes, tontos o lo que sea, pero eso tampoco alterará nuestra consciencia que lo que queremos es estar en paz. 





Buena Suerte. Pino Santo Alto. Santa Brígida