lunes, 16 de enero de 2012

el sentimiento que nos mueve

Estamos en el día último del año 2011 y siento que quiero agarrar los recuerdos, aquellos que me producían la sensación de dueña de algo, y al experimentar en estos momentos que ya no están, que no soy la mujer que agarraba, me asusto y siento un dolor en mis entrañas y una suave melancolía me recorren por el cuerpo.
Me doy cuenta de la impermanencia de las cosas que han transitado por el mundo externo e interno del cuerpo y la mente que ocupo.
Permanezco aquí y en este ahora, con mis ojos que ven  la naturaleza hermosa, la luz del sol, la hierba, color verde que  llevo en el plexo solar, lleno de luz y amor por todos los seres sensibles con la vida y la conciencia.
En un tiempo estuve convencida que con la entonación del Nam-myoho-renge-kyo, el sutra del loto, seria suficiente para encontrar la paz espiritual, al sincronizar el mantra  con la búsqueda de la verdad del universo. Caminé hacia el oeste, a la India, practicando pranayamas y silencio, en este estado es como fui callando a la mente egoíca, y comprendiendo que nada permanencia quieto. Ni podemos agarras, ni siquiera esos sentimientos que contienen el recuerdo,  de sentirnos feliz y alegre, seguros y esplendidos. Quedan en la memoria como energía e información,sin embargo, en el momento de aquí y ahora, están sueltos, pretenderlos sujetar, atraparlo o agarrar produce mucho sufrimiento, porque  sobrevoloramos los recuerdos, por encima de la vida y nos aferramos a ellos, pero, nuestra salud merma en el intento de retenerlos en la mente emocional.
La mente que aprende a soltar el sufrimiento se libera y expande, mejor cuando mantenemos la mente vacía, pronta. acercándonos a la “mente original” que  incluye todo en sí misma. Es siempre rica y suficiente por sí misma.  Cuando la mente está vacía, se encuentra siempre dispuesta para cualquier cosa, abierta a todo.
Mi mente aprende a estar como la mente del principiante, de Shunryu Suzuki, a la que se le presentan muchas posibilidades; a la del experto, pocas.  
 Situada en el año 2012, comprendo que vivir es sencillo, que  no precisa de trotar de un lado a otro, sino que  requiere estar viviendo en casa, por ello,  propongo refugiarnos en las tres joyas que nos trasmitió la mente despierta de Buda.Tomando refugio en sus cualidades, en sus excelentes cualidades que nos muestran los maestros: la compasión, la  sabiduría y medios hábiles, que son las características esenciales de la mente despierta; asimismo tomar refugio en su enseñanza, en el Dharma.  y por último en la comunidad de practicante, en la Sangha  constituida por todos los amigos espirituales.
Buen año para practicar en la naturaleza para conocernos a nosotros mismos.