Como el día y la noche, siento momentos de alegría y momentos de tristeza; y sin embargo, le damos más importancia a los de tristeza, nos hemos acostumbrado a dramatizar la tristeza y la sensación es que parece que va a durar toda la vida, no es así, como parte de la dualidad de la naturaleza, son la naturaleza misma de las cosas. momentos de alegría y momentos de tristeza. ¿Te cuesta creerlo? Porque, aún mantienes la creencia, con expresiones como:- las cosas importantes son serias, has negado espacio en el vivir diario a la alegría. Solo que necesitamos desaprender para aprender a ser un observador/a de nosotros mismos: no te conviertes ni en la felicidad ni en la desgracia. La felicidad viene y se va, la desgracia viene y se va. Pero hay algo que siempre está allí —siempre y en todo momento— y eres tú, eso el observador, escucha la voz del testigo.
Bien sabes, que llega el día y viene la noche... vendrán vidas y vendrán muertes... vendrán éxitos y fracasos. Pero si permanecemos centrados en el observador —porque es una realidad en nosotros— todo lo que nos ocurre en la mente y en las emociones lo podemos vivenciar como un fenómeno pasajero, como las nubes y sus múltiples transformaciones.
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